Hoy quiero hablar sobre el miedo: esa emoción que probablemente te la encuentres una y otra vez cuando querés hacer algo diferente a lo que hacés ahora, cuando sentís que tenés que dar el paso pero eso implica abandonar algo, etc.
El miedo se manifiesta en diferentes situaciones de nuestra vida. A veces toma más intensidad, a veces menos pero siempre se las ingenia para tomar forma y aparecer. El miedo es un programa del ego.
El miedo es el que nos perpetúa en la zona de confort, aquella famosa «zona cómoda» que generamos en nuestra vida. Si tuviese que ejemplificarla diría que es como si reproduciéramos el útero materno: ese lugar que nos cobijaba y protegía cuando éramos seres en formación.
Muchos piensan que salir de ahí pasa una sola vez en la vida, pero lo cierto (lo que creo y he visto) es que podemos caer unas cuantas veces más si no damos el paso al 100% y libre de miedos.
¿Cuándo nos liberamos del miedo? Cuando dejamos que nos guíe el corazón.
El corazón tiene razones que la razón no entiende» Blaise Pascal
El ego no quiere que salgamos del miedo ni de la zona cómoda, porque es la que nos permite seguir viendo el mundo tal como lo vemos ahora, hasta que: algo sucede.
Una ruptura de pareja, un despido, un cambio de lugar de residencia, un viaje, un encuentro con un desconocido, un robo, esa película que te hizo clic, y la lista sigue. Un acontecimiento capaz de transformar tu punto de vista: el ego se ve amenazado.
Lo mismo puede pasar cuando queremos descubrir y/o conectar con nuestros dones y talentos: como no sabemos bien el QUE nos sentimos perdidos, y en muchos casos las personas ponen el foco en el resultado final, en saber ese QUE y dejando el proceso a un lado.
Como no lo saben, se sienten frustadas y creen que no son buenas para nada. Este es un típico escenario de Mr. Ego para que te quedes bien cómodo en ese lugar que ya conocés como funciona.
¿Porqué? Porque salir de ahí implica un cambio, implica desaprender, implica que tal vez tengas que abandonar todo ese mundo que construiste hasta el momento. Es como un «castilo» que se derrumba, aunque creeme que podés construir los palacios y castillos que desees y salir así de la choza, abandonar las ropas de mendigo. De todos modos como siempre sugiero que cada uno lo experimente por sí mismo 😉
¿Te imaginás si este mundo sólo fuera para vivir como mendigo? Estoy segura que lo pensaste al menos 1 vez en la vida. El paraíso está en nuestras narices aunque no siempre lo vemos ni lo creemos.
Pero atenti: podemos empezar a ver al miedo como un aliado, es decir, el que nos muestra dónde aún hay que sanar y poner amor.
Cómo detectar el miedo
En principio quiero decir que en este mundo sólo hay dos energías que lo mueven: miedo y amor. El resto de las emociones se desprenden de estos dos.
Esa es la esencia de la vida y cada uno tiene el poder de elegir desde dónde hacer las cosas.
El miedo, corporalmente, tiende a cerrarnos, a contraernos. Suele ubicarse en el pecho y es el aliado del ego, el cual se ubica en el pasado o en el futuro.
Es esa sensación que recorre tu cuerpo cuando querés decir algo que nunca dijiste y se te cierra el pecho o la garganta.
El miedo va cerrando tu corazón y en cuanto más lo alimentas con pensamientos que lo justifiquen, toma presencia y cobra fuerza. Digamos que el ego es el comandante del miedo y el amor es la parte esencial del SER, por el hecho de que ya sos.
Esta frase me parece ideal para detectar el miedo porque no permite al amor expresarse y lo cierra, como una prisión: el corazón está encarcelado.
El miedo es una ilusión y hemos construido un mundo en base a ello. Me explayo:
Ser – Hacer – Tener: el Nuevo Paradigma
Voy a comenzar hablando sobre el viejo paradigma que se basaba en: Hacer – Tener – Ser. Esto significa que primero se valoraba el «hacer» (trabajar), para luego «tener» (poseer algo, comprar una casa, etc), y al final: ser (ser alguien en el mundo).
Desde esta perspectiva se creó una cultura y una sociedad basada en el esfuerzo, en torno al «sacrificio» por tener algo para demostrar la valía del ser a través del hacer.
El nuevo paradigma que estamos viviendo y entrando cada vez más en él, es totalmente opuesto: Ser – Hacer – Tener, invierte el orden de valores partiendo del amor, ya que primero sos (por el mero hecho de existir), luego hacés (algo que te gusta, dedicarte a algo que te apasiona hacer), y finalmente: tenés.
Es como un mantra, es el orden natural de la vida.
Ejercicio para descubrir desde qué paradigma estás viviendo y cómo cambiarlo
Te invito a que hagas el ejercicio de revisar tus acciones y emociones de hoy para entender desde qué paradigma estás viviendo tu vida: si desde el viejo o desde el nuevo. Para hacerlo es muy sencillo: tomá lápiz y papel y escribí sobre cual es tu trabajo actual y como te sentís respecto de trabajar ahí y desempeñar esa labor.
Luego escribí sobre las cosas que tenés y poseés: hacé un listado desde un auto, una casa hasta el lápiz que estás utilizando. Cuando termines el listado vas a ver todas las cosas que poseés tomando nota del asunto (a mi me sirvió para comenzar a entender que sí necesitaba y que cosas tenía porque sólo estaban guardadas).
Y llegó el momento que escribas sobre como te sentís hoy ¿cuánto tiempo te dedicás a vos mismo? Ya sea tiempo a solas, citas que puedas hacer con vos mismo, una actividad que te conecta con tu ser (un deporte, danza, un taller de algo que te guste).
Cuando tengas estos tres puntos bajados a papel, leelos y sacá tus propias conclusiones ¿en qué paradigma estás encarando tu vida?
Si decidís cambiar de paradigma, pronto te darás cuenta de a qué punto hay que empezar a dedicarle más tiempo. Es como plantar una semilla: regarla cada día para que sus raíces crezcan y de sus frutos.
Con esto quiero decir que los cambios son paulatinos y el desafío es cada día un poco más. Paso a paso, no te olvides 😉
Nacimos para brillar
Nacimos para brillar aunque eso a veces implique ver nuestras sombras, nuestros miedos y abrazarlos, integrarlos.
Cada vez que brillás ponés amor dónde hubo miedo. Te expandís, te conectás con la abundancia y empezás a vibrar en una onda expansiva que contagia.
Recuerdo cuando me encontraba en este proceso de redescubrirme, descubrí que temía brillar, temía mostrar este nuevo ser emergiendo.
Luego me di cuenta que era una locura, y pensando que habría muchos otros seres temiendo mostrar su brillo y todo lo hermoso, todo el potencial que vinieron a expandir a este plano me decidí a hacer este proyecto, allí donde mi corazón siente paz y se expande.
Así que: disfrutá de mostrar tu brillo, disfrutá de mostrar quien en verdad viniste a SER. Es el mejor regalo que podés hacerte y al mundo, también.
Es probable que al principio te suene raro: pero la realidad es que vivimos en el mundo del revés (como se hace alusión en «Alicia, en el país de las maravillas»).
¿Por qué digo esto? Porque un mundo en el que las personas valen por lo que hacen y no por lo que son, es de locos. Un mundo en dónde prima el tener y acumular cosas para demostrar que «sos alguien», es de locos.
¿La clave? CONFIÁ
Aunque no lo creas, aunque no lo veas, si te alineás con el poder del corazón encontrarás la confianza que ya forma parte de vos. En verdad todo forma parte de cada uno de nosotros pero hemos creado un mundo basado en el miedo para dividir, para esclavizar, para no reclamar la herencia que nos corresponde por ser, que es el amor.
No hablo de amor como enamoramiento, hablo de amor incondicional, amor como energía de expansión. Por ejemplo: ¿alguna vez sentiste que el amor se expandía por tu cuerpo cuando tomaste una decisión alineada con lo que sentías? Estoy segura que sí, en el grado que sea lo experimentaste. Esa es tu esencia natural.
Es una manera de empezar a vivir en coherencia cuando comprendés (pero sobre todo sentís) a un nivel profundo que esta vida es para manifestar tu misión, tu propósito y ¡ser quien sos!
Y a vos, ¿en qué situación el miedo te frenó?
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